La fascia es la forma del tejido conjuntivo que rodea todos los órganos del cuerpo (músculos, huesos, vísceras, órganos) en forma tridimensional permitiendo mantenerlos en su correcta posición y funcionamiento.
El recorrido del sistema fascial es continuo, cualquier cambio estructural de la fascia en una determinada parte del cuerpo puede generar restricciones en las partes distales, que afectan tanto al aparato locomotor como a otros sistemas del organismo (respiratorio, digestivo, cardiovascular, nervioso).
Este cambio estructural llamado "disfunción miofascial" puede producirse por diversos traumatismos de origen mecánico o emocional, intrínseco o extrínseco (golpes, caídas, intervenciones quirúrgicas, cicatrices, menstruaciones dolorosas, posturas inadecuadas, estrés…). La disfunción miofascial no tratada correctamente y a tiempo, lleva a la persona a un estado de disfunción orgánica y dolor, que mantenidos en el tiempo provocan lesiones específicas (contracturas, tendinitis, capsulitis.)
La Inducción Miofascial es un método de evaluación y tratamiento de todo el sistema fascial para eliminar sus restricciones, equilibrar la alterada función corporal, eliminar los síntomas dolorosos y recuperarla función alterada de los diferentes sistemas. Las técnicas que utiliza son una combinación de presiones sostenidas, posicionamientos específicos y muy suaves estiramientos.
La terapia de Inducción Miofascial abarca un amplio abanico de aplicaciones clínicas, siendo particularmente eficaz en el tratamiento de lesiones tales como dolores de cuello y espalda, fibromialgia, tratamientos postquirúrgidos, cicatrices postquirúrgicas y postraumáticas, tendinitis, fascitis, disfunciones del sistema digestivo, etc.